Hay ciudades donde es muy común encontrarse con familias en donde los hijos, antes de los 10 años, ya hablan más de un idioma casi a la perfección.
Un buen ejemplo de esto es el caso de la ciudad de Toronto, Canadá, donde casi el 50% de sus habitantes son inmigrantes Por ello no es de extrañarse que los hijos de las familias crezcan escuchando el inglés (que es uno de los idiomas oficiales del país), más el idioma natal de sus padres (por ejemplo, si la mamá es mexicana, crecerán escuchando español) y, además, en muchas escuelas del país del maple se enseña el francés desde pequeños, ya que es el segundo idioma oficial. En pocas palabras, casi sin darse cuenta, los niños crecen aprendiendo las tres lenguas, por lo que a los 10 años (o antes) las llegan a manejar a la perfección.
Los niños aprenden más rápido: ¿cierto o falso?
Durante mucho tiempo, diversos estudios han afirmado que la infancia es el mejor momento para adquirir cualquier habilidad, incluida la de aprender otros idiomas, pero ¿de qué edad exactamente hablamos; será que no tenemos esperanza quienes ya de adultos queremos aprender otra lengua?
La ciencia responde a través de la publicación científica Cognition, donde se publicó un estudio realizado en la Universidad de Boston para saber cuál es la mejor edad para aprender otro idioma.
¿Cuál es la mejor edad para aprender un idioma?
De acuerdo con este estudio, la edad óptima para aprender otro idioma son los 10 años. Pero antes de que tires la toalla en tus cursos de inglés, francés o alguna otra lengua, tenemos buenas noticias. Joshua Hartshorne -coautor del estudio- asegura que, aunque los 10 años es la etapa en el que el cerebro humano aprende más rápido cualquier habilidad, después de esa edad puedes seguir aprendiendo igualmente rápido, siempre y cuando se siga ejercitando al cerebro.
Hay que recordar que el cerebro tiene una cualidad llamada “plasticidad cerebral”, que no es otra cosa que su capacidad para irse moldeando como plastilina al aprender nuevas habilidades. Así que, en otras palabras, lo que Hartshorne quiere decir es que, entre más ejercitemos a nuestro cerebro (esto incluye juegos de memoria, aprender un nuevo idioma, aprender a tocar un instrumento, etc), más plasticidad tendrá y más fácil será para nosotros aprender cosas nuevas.
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